Todas las imágenes son copyright de Enrique Alcatena
sábado, 29 de enero de 2011
lunes, 24 de enero de 2011
Indochine (4)
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Las tejas rojas y verdes, los ornamentos dorados como llamas estilizadas, de los techos del palacio de Bangkok. Las estatuas guardianas del Wat Po, milagrosamente animadas, escuchando más o menos furtivamente la conversación en el patio real. Y la ominosa presencia, en las sombras de las ruinas, del legendario Rey Leproso de Angkor.
The roofs of the palace in Bangkok, with their red and green tiles, and their golden ornaments, like stylized flames. The guardian statues of Wat Po, miraculously come to life, eavesdropping on a conversation in the royal courtyard. And the ominous presence, in the shadows among the ruins, of the legendary Leper King of Angkor.
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Shankar
miércoles, 19 de enero de 2011
Tenebra... (5)
viernes, 14 de enero de 2011
En el Reino de los Brujos / In the Kingdom of Sorcerers (2)
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Más páginas de "Yanayag", donde volvimos, como en "Pesadillas", como en "Acero Líquido", a cartografiar mundos perdidos, "más allá de los campos que conocemos", como escribía Lord Dunsany. Los fantasmas de Dunsany, de Ashton Smith, del primer Lovecraft, rondan por aquí.
More pages from "Yanayag"; as we had done in "Nightmares" and "Liquid Steel", we went on to map lost worlds, "beyond the fields we know", to quote Lord Dunsany. The ghosts of Dunsany, Ashton Smith and the early Lovecraft haunt these tales.
Más páginas de "Yanayag", donde volvimos, como en "Pesadillas", como en "Acero Líquido", a cartografiar mundos perdidos, "más allá de los campos que conocemos", como escribía Lord Dunsany. Los fantasmas de Dunsany, de Ashton Smith, del primer Lovecraft, rondan por aquí.
More pages from "Yanayag"; as we had done in "Nightmares" and "Liquid Steel", we went on to map lost worlds, "beyond the fields we know", to quote Lord Dunsany. The ghosts of Dunsany, Ashton Smith and the early Lovecraft haunt these tales.
lunes, 10 de enero de 2011
Crepúsculo londinense / London Twilight (Coda)
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Antes de dejar las riberas del Támesis, Shankar conoce no sólo al desafortunado doctor Jekyll y a su tremebundo alter ego (el albacea del científico, que aparece por ahí, guarda un extraordinario parecido con R. L. Stevenson). También visita al famoso Hombre Elefante, que en nuestra historia no es el pobre fenómeno Joseph Merrick, sino un híbrido fugitivo de la isla del doctor Moreau, aquel científico del que escribió H. G. Wells. El Hombre Elefante guarda en su mansión diversos especímenes embalsamdos; se me ocurrió que parte de su colección estaba constituida por criaturas fantásticas de nuestra tierra, "The River Plate Menagerie".
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Before leaving the banks of the Thames, Shankar not only meets the unfortunate Dr Jekyll and his sinister alter ego (the scientist's solicitor, by the way, bears an extraordinary resemblance to E. L. Stevenson). He also visits the renowned Elephant Man; in our story, he isn' t the poor freak Joseph Merrick, but a beast-man who had escaped from Dr Moreau's island, where infamous experiments on animals were performed, according to H. G. Wells. The Elephant Man keeps in his mansion many stuffed specimens; on a whim, I decided that part of his collection would be made up of the fantastic creatures of our folklore, "The River Plate Menagerie".
Todas las imágenes son copyright de Enrique Alcatena
miércoles, 5 de enero de 2011
Crepúsculo londinense / London Twilight (2)
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No sólo con Dorian Gray se encuentra Shankar en Londres. En las calles del señorial barrio de Belgravia se topa con los gigantes tutelares de la ciudad, Gog y Magog, con un viejo gurú devenido en mendigo llegado desde "algún lugar al este de Suez", parafraseando a Kipling, con el Señor Brahma en Trafalgar Square, luego de una visión de Stonehenge, donde John Bull pasea a los emblemáticos león y unicornio. La Dama del Lago levanta a Excalibur desde un charco en el empedrado, los fantasmas del Dr Johnson y Boswell se le aparecen a nuestro héroe en el Tower Bridge para advertirle del inminente peligro, al igual que los cuervos de la Torre de infame memoria. Mara, el Señor de la Ilusión, se cierne sobre las Casas del Parlamento, y su ejército de sombras anonada a Shankar. Los artilugios de Mara cambian la historia: Guy Fawkes sí vuela el parlamento el 5 de noviembre, criaturas de pesadilla asolan la City, y la catedral de San Pablo tiembla en sus cimientos. Tal vez la cabeza del héroe Bran, escondida en la Torre, y la campana del Big Ben puedan impedir el aciago final.
Londres es una ciudad rara y mágica.
Not only Dorian Gray does Shankar meet in London. In the streets of stately Belgravia he comes across the tutelary giants, Gog and Magog, an old guru turned beggar, arrived from "somewheres east of Suez", to quote Kipling, Lord Brahma in Trafalgar Square, after a vision of John Bull walking the emblematic lion and unicorn in Stonehenge. The Lady of the Lake raises Excalibur from a puddle among the cobblestones; in Tower Bridge, the ghosts of Dr Johnson and Boswell warn our hero of the impending danger, the same as the ravens in the infamous Tower. Mara, lord of Illusion, looms over the Houses of Parliament, and his army of shades overwhelm Shankar. The deceitful Mara changes history: Guy Fawkes blows up the King on November the 5th, nightmarish behemoths stalk the City, rocking St Paul's foundations. Maybe only the head of the hero Bran, buried in the Tower, and Big Ben' s bells can avert the end.
London is a strange, magical city.
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sábado, 1 de enero de 2011
Bestiario / Bestiary : Fernando Calvi
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Fernando Calvi, cuyo trabajo sigo desde hace ya muchos años, cuya amistad me honra, es uno de los artistas que más admiro.
Fernando Calvi, whose work I´ve followed for many years now, whose friendship I treasure, is one of the artists I most admire.
La diosa panda. Se sabe poco de esta deidad. Salvo su clara condición femenina, y aquí quizás no estoy siendo objetivo, sensual. Leí sobre ella por primera vez en los diarios de Howard Carter. La describe, medio al pasar, como una mujer con cabeza de oso, un extraño oso con antifaz. Por eso la pensaba egipcia. Pero luego la descubro en unos dibujos chinos. Leo que quizás sea una de las tantas deidades orientales perdidas entre conquistas, guerras y revoluciones. Tal vez borrada, o casi, del mapa de dioses y monstruos por el gobierno revolucionario de la república popular china, que pretendía usar el oso panda en un contexto diferente. Hay, al menos que yo haya visto, una estampa japonesa (ukiyo-e, shin hanga) editada por Watanabe Shozaburo, a principios del siglo veinte que la muestra como una extraña mezcla de geisha y guerrera, un seno a la vista y la lengua afuera, de todas formas se la ve de fondo, como parte de la decoración, en una escena típicamente tradicional japonesa. Me cuesta entonces precisar el panteón al que pertenece. Teóphile Gautier le dedica uno de sus mejores cuentos fantásticos, o de terror, ‘La garra blanca’. Y es aquí donde la describe como una mujer con una media blanca y una negra, cosa que oculta bajo zapatos y vestido hasta el lúbrico y fantástico desenlace. Puede ser casualidad, aunque no lo creo así, el cuento popular alemán ‘El chaleco perdido’ o ‘El campesino y su chaleco’ presenta al final a una misteriosa mujer, que quita y da a partes iguales, y que tiene un pie blanco como la nieve y el otro negro como la pluma del cuervo. Fascina no tanto por lo esquiva, que lo esquivo con el tiempo cansa, sino por lo bellamente facetado de su carácter. Ni hija ni madre, ni santa ni puta, ni buena ni mala; como atravesando el tiempo, la historia y la ficción huyendo de los maniqueísmos propuestos por Zoroastro y los clichés generados por el arte y la cultura popular. Rescato dos frases dichas por este personaje. En el cuento de Gautier le dice al poeta atormentado: ‘¿Un beso en el hombro? ¿Con tan poco te conformas?’ Y, en la pésimamente traducida, colección de cuentos de hadas alemanes de Editorial Molino, en el citado cuento del chaleco perdido, le dice al herrero: ‘¿De qué me sirve ser dueña de tu corazón, si no tengo tus manos?’
The panda goddess. Little is known about this deity, except for her obvious feminine condition, and maybe I'm not quite objective, and sensual. I first read about her in Howard Carter' s diaries. He describes her casually, as a bear-headed woman, a strange dominoed bear. That's why I thought her Egyptian. But later I found her in some Chinese etchings. I read that maybe she is one of the many gods lost amongst conquests, wars and revolutions. Almost completely obliterated from the map of divinities and monsters by the revolutionary government of the People's Republic of China, who planned to use the panda in a different context. I've seen at least one Japanese print ( ukiyo-e, shin hanga), published by Watanabe Shozaburo in the early XXth century, which depicts her as a quaint mixture of geisha and warrior, showing one breast and lolling her tongue; anyway, she is featured in the background, as part of the decoration, in a typically Japanese scene. So it is that I find it difficult to place her in any pantheon. Teóphile Gautier showcases her in one of his best fantastic or horror stories, "The White Claw". He describes her as a woman wearing one black, one white stocking, which she conceals under shoes and dress up to the sultry, eerie ending. It may just be a coincidence -though I don't think so- that in the German folktale "The Lost Vest" or "The Peasant and his Vest", there is a mysterious woman, who hands out or takes away evenly, with a foot as white as snow and the other as black as a raven' s feather. It is not her elusiveness, which gets tiresome eventually, but her beautifully faceted quality that is fascinating. Neither daughter nor mother, neither saint nor whore, neither good nor bad - as if she moved through time, history and fiction defying the manicheistic views of Zoroaster and the clichés generated by popular art and culture. Let two examples illustrate this. In Gautier's story she tells the tormented poet, " A kiss on your shoulder? Are you satisfied with so little?" And in the Editorial Molino's poorly translated collection of German fairy tales, in the story of the lost vest, she tells the blacksmith," What's the use of owning your heart, if I don't have your hands?"
Fernando Calvi, cuyo trabajo sigo desde hace ya muchos años, cuya amistad me honra, es uno de los artistas que más admiro.
Fernando Calvi, whose work I´ve followed for many years now, whose friendship I treasure, is one of the artists I most admire.
La diosa panda. Se sabe poco de esta deidad. Salvo su clara condición femenina, y aquí quizás no estoy siendo objetivo, sensual. Leí sobre ella por primera vez en los diarios de Howard Carter. La describe, medio al pasar, como una mujer con cabeza de oso, un extraño oso con antifaz. Por eso la pensaba egipcia. Pero luego la descubro en unos dibujos chinos. Leo que quizás sea una de las tantas deidades orientales perdidas entre conquistas, guerras y revoluciones. Tal vez borrada, o casi, del mapa de dioses y monstruos por el gobierno revolucionario de la república popular china, que pretendía usar el oso panda en un contexto diferente. Hay, al menos que yo haya visto, una estampa japonesa (ukiyo-e, shin hanga) editada por Watanabe Shozaburo, a principios del siglo veinte que la muestra como una extraña mezcla de geisha y guerrera, un seno a la vista y la lengua afuera, de todas formas se la ve de fondo, como parte de la decoración, en una escena típicamente tradicional japonesa. Me cuesta entonces precisar el panteón al que pertenece. Teóphile Gautier le dedica uno de sus mejores cuentos fantásticos, o de terror, ‘La garra blanca’. Y es aquí donde la describe como una mujer con una media blanca y una negra, cosa que oculta bajo zapatos y vestido hasta el lúbrico y fantástico desenlace. Puede ser casualidad, aunque no lo creo así, el cuento popular alemán ‘El chaleco perdido’ o ‘El campesino y su chaleco’ presenta al final a una misteriosa mujer, que quita y da a partes iguales, y que tiene un pie blanco como la nieve y el otro negro como la pluma del cuervo. Fascina no tanto por lo esquiva, que lo esquivo con el tiempo cansa, sino por lo bellamente facetado de su carácter. Ni hija ni madre, ni santa ni puta, ni buena ni mala; como atravesando el tiempo, la historia y la ficción huyendo de los maniqueísmos propuestos por Zoroastro y los clichés generados por el arte y la cultura popular. Rescato dos frases dichas por este personaje. En el cuento de Gautier le dice al poeta atormentado: ‘¿Un beso en el hombro? ¿Con tan poco te conformas?’ Y, en la pésimamente traducida, colección de cuentos de hadas alemanes de Editorial Molino, en el citado cuento del chaleco perdido, le dice al herrero: ‘¿De qué me sirve ser dueña de tu corazón, si no tengo tus manos?’
The panda goddess. Little is known about this deity, except for her obvious feminine condition, and maybe I'm not quite objective, and sensual. I first read about her in Howard Carter' s diaries. He describes her casually, as a bear-headed woman, a strange dominoed bear. That's why I thought her Egyptian. But later I found her in some Chinese etchings. I read that maybe she is one of the many gods lost amongst conquests, wars and revolutions. Almost completely obliterated from the map of divinities and monsters by the revolutionary government of the People's Republic of China, who planned to use the panda in a different context. I've seen at least one Japanese print ( ukiyo-e, shin hanga), published by Watanabe Shozaburo in the early XXth century, which depicts her as a quaint mixture of geisha and warrior, showing one breast and lolling her tongue; anyway, she is featured in the background, as part of the decoration, in a typically Japanese scene. So it is that I find it difficult to place her in any pantheon. Teóphile Gautier showcases her in one of his best fantastic or horror stories, "The White Claw". He describes her as a woman wearing one black, one white stocking, which she conceals under shoes and dress up to the sultry, eerie ending. It may just be a coincidence -though I don't think so- that in the German folktale "The Lost Vest" or "The Peasant and his Vest", there is a mysterious woman, who hands out or takes away evenly, with a foot as white as snow and the other as black as a raven' s feather. It is not her elusiveness, which gets tiresome eventually, but her beautifully faceted quality that is fascinating. Neither daughter nor mother, neither saint nor whore, neither good nor bad - as if she moved through time, history and fiction defying the manicheistic views of Zoroaster and the clichés generated by popular art and culture. Let two examples illustrate this. In Gautier's story she tells the tormented poet, " A kiss on your shoulder? Are you satisfied with so little?" And in the Editorial Molino's poorly translated collection of German fairy tales, in the story of the lost vest, she tells the blacksmith," What's the use of owning your heart, if I don't have your hands?"
El copyright de la imagen y del texto sobre la diosa panda es de Fernando Calvi
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