Fernando Calvi, cuyo trabajo sigo desde hace ya muchos años, cuya amistad me honra, es uno de los artistas que más admiro.
Fernando Calvi, whose work I´ve followed for many years now, whose friendship I treasure, is one of the artists I most admire.
La diosa panda. Se sabe poco de esta deidad. Salvo su clara condición femenina, y aquí quizás no estoy siendo objetivo, sensual. Leí sobre ella por primera vez en los diarios de Howard Carter. La describe, medio al pasar, como una mujer con cabeza de oso, un extraño oso con antifaz. Por eso la pensaba egipcia. Pero luego la descubro en unos dibujos chinos. Leo que quizás sea una de las tantas deidades orientales perdidas entre conquistas, guerras y revoluciones. Tal vez borrada, o casi, del mapa de dioses y monstruos por el gobierno revolucionario de la república popular china, que pretendía usar el oso panda en un contexto diferente. Hay, al menos que yo haya visto, una estampa japonesa (ukiyo-e, shin hanga) editada por Watanabe Shozaburo, a principios del siglo veinte que la muestra como una extraña mezcla de geisha y guerrera, un seno a la vista y la lengua afuera, de todas formas se la ve de fondo, como parte de la decoración, en una escena típicamente tradicional japonesa. Me cuesta entonces precisar el panteón al que pertenece. Teóphile Gautier le dedica uno de sus mejores cuentos fantásticos, o de terror, ‘La garra blanca’. Y es aquí donde la describe como una mujer con una media blanca y una negra, cosa que oculta bajo zapatos y vestido hasta el lúbrico y fantástico desenlace. Puede ser casualidad, aunque no lo creo así, el cuento popular alemán ‘El chaleco perdido’ o ‘El campesino y su chaleco’ presenta al final a una misteriosa mujer, que quita y da a partes iguales, y que tiene un pie blanco como la nieve y el otro negro como la pluma del cuervo. Fascina no tanto por lo esquiva, que lo esquivo con el tiempo cansa, sino por lo bellamente facetado de su carácter. Ni hija ni madre, ni santa ni puta, ni buena ni mala; como atravesando el tiempo, la historia y la ficción huyendo de los maniqueísmos propuestos por Zoroastro y los clichés generados por el arte y la cultura popular. Rescato dos frases dichas por este personaje. En el cuento de Gautier le dice al poeta atormentado: ‘¿Un beso en el hombro? ¿Con tan poco te conformas?’ Y, en la pésimamente traducida, colección de cuentos de hadas alemanes de Editorial Molino, en el citado cuento del chaleco perdido, le dice al herrero: ‘¿De qué me sirve ser dueña de tu corazón, si no tengo tus manos?’
The panda goddess. Little is known about this deity, except for her obvious feminine condition, and maybe I'm not quite objective, and sensual. I first read about her in Howard Carter' s diaries. He describes her casually, as a bear-headed woman, a strange dominoed bear. That's why I thought her Egyptian. But later I found her in some Chinese etchings. I read that maybe she is one of the many gods lost amongst conquests, wars and revolutions. Almost completely obliterated from the map of divinities and monsters by the revolutionary government of the People's Republic of China, who planned to use the panda in a different context. I've seen at least one Japanese print ( ukiyo-e, shin hanga), published by Watanabe Shozaburo in the early XXth century, which depicts her as a quaint mixture of geisha and warrior, showing one breast and lolling her tongue; anyway, she is featured in the background, as part of the decoration, in a typically Japanese scene. So it is that I find it difficult to place her in any pantheon. Teóphile Gautier showcases her in one of his best fantastic or horror stories, "The White Claw". He describes her as a woman wearing one black, one white stocking, which she conceals under shoes and dress up to the sultry, eerie ending. It may just be a coincidence -though I don't think so- that in the German folktale "The Lost Vest" or "The Peasant and his Vest", there is a mysterious woman, who hands out or takes away evenly, with a foot as white as snow and the other as black as a raven' s feather. It is not her elusiveness, which gets tiresome eventually, but her beautifully faceted quality that is fascinating. Neither daughter nor mother, neither saint nor whore, neither good nor bad - as if she moved through time, history and fiction defying the manicheistic views of Zoroaster and the clichés generated by popular art and culture. Let two examples illustrate this. In Gautier's story she tells the tormented poet, " A kiss on your shoulder? Are you satisfied with so little?" And in the Editorial Molino's poorly translated collection of German fairy tales, in the story of the lost vest, she tells the blacksmith," What's the use of owning your heart, if I don't have your hands?"
El copyright de la imagen y del texto sobre la diosa panda es de Fernando Calvi
Hermoso dibujo, hermosa historia.
ResponderEliminarFeliz año a ambos!
Un abrazo!
--L
Bella y fuerte evocación!
ResponderEliminargracias.... es necesario agradecer la belleza.
abrazos
Fer
Feliz 2011 Quique. Que la pases Bien y sigas creando con la misma calidad insuperable de siempre.
ResponderEliminarSaludos
José
Salute, Quique. Buenisima eleccion!
ResponderEliminarMuy interesante la ilustración y la data también. El otro día por fin pude adquirir y leer Acero Líquido; fueron más de dos horas seguidas de excelentes viñetas y diálogos, me encantó leerlo.
ResponderEliminarMuy bueno el dibujo!
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